martes, 29 de enero de 2013

 Sexto Libro.

Debido a la codicia que despertó entre ellos la cota de malla de mithril de Frodo, los orcos de Cirith Ungol acabaron matándose entre ellos, facilitando así el rescate de su amo por parte de Sam. Disfrazados con ropajes de Orcos, los hobbits emprenden el viaje hacia el Orodruin, durante el cual son incorporados a una tropa de orcos, aunque poco después logran huir.
Tras dos días de marcha y después de haberse deshecho de todo peso inútil, llegan a los pies del Monte del Destino. Al borde del agotamiento, Sam comienza a trepar la montaña cargado con el cuerpo casi exánime de su amo, debido al agotamiento producido por el Anillo. Pasada la mitad del sendero, son atacados por Gollum y mientras Sam se hace cargo de él, Frodo continúa ascendiendo; pero Sam es incapaz de matar a la criatura y le deja marcharse cuesta abajo. Sam va entonces en busca de Frodo y llega a los Sammath Naur, donde le encuentra al borde de la Grieta del Destino. Sin embargo, el Anillo termina de apoderarse de la voluntad de Frodo y, tras negarse a arrojarlo a la lava, se lo pone. En ese momento reaparece Gollum, que deja medio inconsciente a Sam y lucha contra un invisible Frodo, arrancándole de un mordisco el dedo anular de la mano, con el Anillo en él. Tal es la alegría de Gollum por haber recuperado su tesoro que, sin darse cuenta, se cae por la grieta, muriendo y destruyéndose así el Anillo. Sauron es derrotado por fin, junto con todas sus obras, y el Orodruin estalla en llamas, consumiendo en el aire a los Nazgûl, que en esos momentos se dirigían allí por el Anillo.
Mientras tanto, en la Puerta Negra, los guerreros de Rohan y Gondor aprovechan el desconcierto de los enemigos para contraatacar y les derrotan.
Días después, Sam y Frodo despiertan en Ithilien. Habían sido rescatados de las laderas del Orodruin por Gwaihir y dos águilas más que fueron conducidas por Gandalf hasta el lugar. Tras recuperarse físicamente, se dirigieron a Minas Tirith, donde asistieron como héroes a la coronación de Aragorn y a la unión de éste con Arwen, la hija de Elrond. Éomer se convirtió en el nuevo rey de Rohan, y su hermana Éowyn se casó con Faramir, que fue nombrado senescal.
Tras acudir al funeral del Rey Théoden en Edoras, los miembros de la Compañía pusieron rumbo a Rivendel y durante el viaje fueron tomando caminos distintos. En su paso por Orthanc, Bárbol les informó que había dejado escapar a Saruman, a quien más tarde encontraron en las Tierras Brunas junto a Lengua de Serpiente, y ambos se negaron a recibir ayuda. Una vez en Rivendel, Frodo se reencontró con Bilbo, que le entregó el Libro Rojo de la Frontera del Oeste para que lo continuara, escribiendo sobre sus aventuras. Un mes más tarde, los cuatro hobbits y Gandalf iniciaron el camino de regreso hacia la Comarca, aunque el mago solo les acompañó hasta el Bosque Viejo y entonces se marchó para visitar a Tom Bombadil.
Al llegar a la Comarca, los hobbits la encontraron tomada por dunlendinos que seguían las órdenes de Saruman. Sin embargo, Frodo, Sam, Merry y Pippin, con ayuda de otros hobbits, acaban derrotando a los invasores en lo que se conoció como la Batalla de Delagua. En Hobbiton, encuentran a Saruman y a Grima, y éste último, cansado de las humillaciones del primero, le da muerte, siendo a su vez muerto a flechazos por los hobbits. Tras ello, comienza el llamado Saneamiento de la Comarca, donde tuvo lugar la reconstrucción de la Comarca.
Un año después y como había sido previsto en Rivendel, Frodo, acompañado por Sam, se encuentra en el Bosque Cerrado con Gandalf, Elrond, Galadriel, Bilbo y una comitiva de Elfos y juntos viajan hacia los Puertos Grises. Allí, los esperaban Círdan, Merry y Pippin y tras una dolorosa despedida, Frodo, Bilbo, Elrond, Gandalf, Galadriel y los elfos parten en un barco hacia las Tierras Imperecederas.
Quinto Libro
 
(Dibujo) Representación de un caballero de Rohan.
Gandalf y Pippin cabalgan hacia Minas Tirith a lomos de Sombragrís y, tras varios días de viaje, llegan a la ciudad y se presentan ante el senescal Denethor. Pippin le cuenta los sucesos ocurridos en Parth Galen, incluyendo la muerte de su hijo, y acaba ofreciéndole sus servicios como pago por la deuda de gratitud hacia Boromir.
Mientras tanto, de camino a Edoras, Aragorn y el rey Théoden se encuentran cerca de los Vados del Isen con Halbarad, Elladan, Elrohir y una compañía de montaraces del norte, que le transmiten al dúnadan el consejo de Galadriel y, junto a ellos, decide tomar el Sendero de los Muertos, por donde pueden llegar al sur de Gondor y así intentar detener a los corsarios de Umbar, que, habiendo tomado la ciudad y puerto de Pelargir, se disponían a enviar una flota de apoyo al Rey Brujo. Legolas y Gimli también parten con Aragorn hacia el sendero y allí convocan a los muertos de El Sagrario para que éstos, que debían cumplir con un juramento hecho a Isildur en el pasado para librarse de su maldición, les acompañaran en su lucha contra los corsarios.
Al quinto día de estadía de Gandalf y Pippin en Minas Tirith, una sombra espesa oculta la luz del sol y da comienzo el sitio de la ciudad por parte del ejército del Rey Brujo. Faramir es obligado a retirarse de su puesto en el Rammas Echor y huye hacia la ciudad, donde informa a Gandalf sobre Frodo y el camino que ha tomado para entrar en Mordor. Denethor, que comienza a mostrar síntomas de locura, envía a su hijo de regreso al Rammas Echor en una misión imposible para intentar detener al enemigo; la misión fracasa y Faramir regresa gravemente herido por el Hálito Negro de los Nazgûl, hecho que termina por enloquecer a Denethor, quien decide llevar su cuerpo a la Casa Mortuoria de los Senescales en Rath Dínen con la intención de que ambos fueran quemados en una pira funeraria. Pippin, tras presenciar el ataque de locura de Denethor, acude en busca de Gandalf. Mientras tanto, los ejércitos del Rey Brujo terminan de sitiar la ciudad y lanzan un ataque contra la Gran Puerta de Minas Tirith, que es derribada con la ayuda de un gigantesco ariete llamado Grond. Entonces el Rey Brujo entra en la ciudad y Gandalf, que dirigía la resistencia, sale a su encuentro, enfrentándose cara a cara con el Nazgûl.
En Rohan, Théoden reúne a sus tropas en un lugar conocido como El Sagrario. Durante la cena, el rey recibe la visita de Hirgon, un emisario del senescal Denethor que le trae la flecha roja, una señal por la cual Gondor demandaba ayuda a Rohan ante casos de necesidad. Esto, junto con la espesa nube negra enviada desde Mordor y que cubrió toda la región del sur del río Anduin, apresuró la movilización del ejército de Rohan y seis mil lanceros se dispusieron a partir hacia Minas tirith. Merry es liberado de los servicios al rey Théoden debido a que su tamaño les supondría un problema a la hora de encontrar un caballo veloz para él y sería un estorbo para cualquier jinete que lo llevara en su grupa. Cuando el ejército estaba partiendo, un jinete que se hace llamar Dernhelm, tomó a Merry y lo montó con él, ocultándole entre los ropajes. El ejército se vio obligado a acampar en el Bosque de Drúadan, ya que según los batidores, algunas millas más adelante les esperaba un ejército de orcos. Gracias a la ayuda de Ghân-buri-Ghân, jefe de la raza drúedain que habitaba en dicho bosque, los rohirrim tomaron un camino alternativo y, al sexto día de cabalgata, llegaron al Rammas Echor. Théoden dispuso las tropas y se lanzó al ataque, justo en el momento en el que el Rey Brujo penetraba en Minas Tirith.
Fue entonces cuando comenzó la batalla de los Campos del Pelennor. Los rohirrim hicieron retroceder al enemigo y los hombres de Gondor rompieron el sitio, saliendo a luchar a campo abierto. Durante la batalla, el Rey Brujo ataca a Théoden y su caballo, Crinblanca, se asusta y voltea a su jinete, cayendo sobre él. No obstante, cuando el Nazgûl se disponía a rematar al rey, Dernhelm se interpone entre ellos y revela su verdadera identidad, Éowyn, la sobrina del rey y hermana de Éomer. Merry, que estaba observando la escena, toma su espada y le da al Nazgûl una estocada en el tendón, mientras Éowyn, con un brazo malherido, descarga un golpe con su espada sobre el yelmo del Rey Brujo, quien muere. Es entonces cuando llegan a Harlond los barcos de los corsarios y los orcos ven sorprendidos como bajan de ellos Aragorn, Legolas y Gimli, acompañados de cientos de hombres del sur de Gondor que se suman a la batalla y consiguen la victoria.
Gandalf, quien había sido alertado por Pippin, vuelve al sexto círculo de Minas Tirith durante la batalla con para tratar de detener a Denethor. Al llegar a Rath Dínen se traba en lucha con el enloquecido senescal y logra rescatar al moribundo Faramir, más no a Denethor que muere en la pira.
Finalizada la batalla, los capitanes de los ejércitos deciden, por idea de Gandalf, desviar la atención de Sauron para que Frodo pueda cumplir su misión y, con las fuerzas que les quedan, se dirigen hacia la Puerta Negra. Una vez allí y tras negarse a las condiciones de Sauron, se inicia la batalla.
 Cuarto Libro

Tras su separación del resto de la Compañía, Frodo y Sam emprenden el camino hacia Mordor por las Emyn Muil. Tras varios días vagando en busca de caminos que les permitieran descender hacia el este, se encuentran con Gollum, que había estado siguiéndolos desde Moria. Frodo acaba consiguiendo, primero bajo amenazas y luego con argumentos convincentes, que la criatura les guíe hacia Mordor.
Tras salir de Emyn Muil y atravesar la Ciénaga de los Muertos, llegan hasta la Puerta Negra. Sin embargo, la enorme cantidad de enemigos custodiándola les imposibilita entrar en Mordor por ella y, por consejo de Gollum, los viajeros deciden tomar camino hacia el paso de Cirith Ungol, que se suponía menos vigilado por Sauron.
En Ithilien, y debido a un descuido de Sam, que no había apagado el fuego usado para hacer la comida, Faramir y un grupo de montaraces los atrapan y ponen bajo custodia, mientras libraban una escaramuza con las tropas del Harad. Gollum, que había escapado cuando Frodo y Sam son descubiertos por los montaraces, acaba siendo capturado también ante los ojos de Frodo, hecho que hace que la criatura se sienta defraudada y traicionada por su "amo", desatando así, que vuelva a aparecer su personalidad obsesionada con el Anillo. Al descubrir Faramir la existencia del objeto, y por lo tanto, el motivo del viaje, comienza a debatirse en contradicciones sobre qué hacer con él, aunque finalmente y contra las leyes de su reino, el capitán deja libre a los hobbits para que continúen su marcha.
En el valle del Morgul, Gollum desaparece varias veces, planeando su traición y yendo a hurtadillas a preparar el terreno. Tras llegar al desfiladero de Cirith Ungol y ver la salida de las tropas del Rey Brujo, que marchaban hacia Minas Tirith, los viajeros parten por la Escalera Recta hacia Mordor. Tras ascender, entran en Torech Ungol, donde Gollum vuelve a desaparecer para alertar a Ella-Laraña, una araña gigante, sobre la presencia de los hobbits. Estos son atacados justo cuando descubren una salida; Frodo es picado por la araña y entra en un estado de inconsciencia que se asemeja a la muerte, que no llega a ocurrir gracias a la intervención de Sam, que lucha contra la araña y la obliga a huir, malherida.
Sam, al ver a su amo aparentemente muerto, decide continuar con la misión él solo y tras tomar el Anillo Único, emprende el camino hacia el Morgai; pero solo había recorrido unos metros cuando ve que el cuerpo inerte de Frodo es llevado por unos Orcos. Afortunadamente, Sam les oye comentar entre sí que Frodo no está muerto, sino solo inmovilizado por el veneno de la araña. Oculto por el Anillo, el hobbit marcha hacia la Torre de Cirith Ungol para rescatar a su amo.
 Tercer Libro

Tras la huida de Frodo y Sam en Parth Galen, Boromir muere a manos de los Uruk-hai mientras protegía a Merry y Pippin, los cuales son apresados por los sirvientes de Saruman. Aragorn, Legolas y Gimli deciden entonces perseguirles con el fin de rescatar a los dos hobbits.
A partir de ese momento, la narración se divide en varias partes: por un lado, la persecución de los tres cazadores y por otro, las peripecias de Merry y Pippin en manos de los Orcos. En la primera, los tres cazadores se encuentran con el Éored Rohirrim de Éomer, Mariscal del Reino de Rohan, quien les informa sobre la Batalla en los Lindes de Fangorn en donde, aparentemente, habrían perecido los dos Hobbits. Esta parte culmina cuando Aragorn descubre huellas, en el campo de batalla, que los llevan a internarse en el Bosque de Fangorn y a reencontrarse con Gandalf, ahora convertido en el Mago Blanco.
En la otra, Merry y Pippin van dejando señales para que los cazadores los rescaten, pensando en ardides para escapar, sufriendo la tortura y el cansancio. Al final, los Hobbits consiguen escaparse en medio de la batalla y refugiarse en el bosque de Fangorn, donde se encuentran con Bárbol, un Ent. Éste los lleva al interior del bosque a su casa (una vez que descubre que no se trata de Orcos),ayudándolos a reponerse de las fatigas y enterándose de las noticias del mundo exterior. Al otro día, el Ent convoca a una asamblea de sus congéneres para definir lo que harán ante el peligro que representa Saruman para Rohan y por ende a Gondor y al Oeste.
Luego del reencuentro con Gandalf, los tres cazadores más el mago se dirigen a Edoras, en donde liberan a Théoden de la influencia maligna que ejercía el Mago de Isengard a través de su sirviente Gríma. Frente a la inminencia del ataque de Saruman, Gandalf aconseja al Rey de Rohan replegarse al Abismo de Helm para defender mejor el territorio, cosa que así hacen. Mientras preparan el repliegue, el mago se va de Meduseld con la intención de seguir una estrategia prefijada para derrotar a su oponente. En esta parte, se produce la Batalla del Abismo de Helm en donde las fuerzas combinadas de Rohirrim y Ucornos, tras la oportuna llegada de Gandalf con Rohirrim del Folde Oeste, derrotan por completo al ejército de la Mano Blanca.
Estas historias confluyen en los últimos cuatro capítulos, del libro III: tras la batalla, una comitiva integrada por Théoden, Gandalf, Aragorn, Légolas, Gimli, Éomer y una treintena de caballeros, parten hacia Isengard. Al llegar son recibidos, para sorpresa de todos (menos de Gandalf) por Merry y Pippin, que están sentados en los escombros de las Puertas de Isengard. Los hobbits disfrutan de un segundo desayuno mientras cuentan a sus amigos todas las experiencias vividas desde su separación, y relatan como los Ents derrotaron a Saruman y destruyeron Isengard.
Más tarde, se dirigen a Orthanc para mantener un diálogo con el Mago Blanco, que quedó atrapado dentro de la torre. La intención de Gandalf era darle otra oportunidad a Saruman para que se retractara de sus actos y los ayudara a vencer a Sauron. Pero él se niega y entonces deciden dejarle en custodia de Bárbol y encerrado en Orthanc. Previo a ello, Gríma arroja un objeto que Gandalf se apresura a guardar entre sus ropas, quitándoselo a Pippin.
Pippin, intrigado y curioso con el objeto que Gandalf guardaba celosamente, y aprovechando que todos dormían en el campamento de Dol Baran, toma el objeto y sin saber que se trataba de la Palantir de Orthanc, lo mira quedando atrapado por la mirada de Sauron, puesto que este estaba comunicado con Barad-dûr. Tras tener horribles visiones, involuntariamente el hobbit revela a Sauron la estrategia de Gandalf. Esta desafortunada acción obliga al mago a llevar a Pippin a Minas Tirith, capital del Reino de Gondor, para ponerlo a salvo del «Señor oscuro» y para preparar la defensa de la ciudad ante la precipitación de los acontecimientos.